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Editorial
Pensar hoy el “arte contemporáneo” es pensar necesariamente en la toma de los museos estatales y de las universidades públicas por parte de las camarillas anti-objetuales adiestradas en discursos tupidos. Pensar hoy en el "arte contemporáneo" también implica pensar en los robos y saqueos constantes de los haberes del estado por parte de curadores y funcionarios anquilosados en sus cargos, disfrutando de los puestos mejor remunerados en el sistema de las artes nacionales. Pensar en el arte contemporáneo es pensar, antes que nada, en la aprobación a una represión tacita y brutal contra las auténticas fuerzas creativas del ser humano.
Bajo las condiciones actuales impuestas por la filosofía artística dominante, es necesario hacer conciencia de que los que trabajamos en la creación de imágenes no podemos darnos el lujo de poner nuestras riquezas y propiedades artísticas a disposición de las mafias intelectuales que gobiernan los puestos y disponen de los presupuestos estatales para las artes. Es necesario que se de un cambio real del sistema de participación ciudadana en la elección de lo que se presenta en los museos y eventos patrocinados por los estados. No se equivocan quienes aseguran que a través de la filosofía relativista dominante, en estos lugares actualmente solo se exhiben las mediocres obras de una cierta burguesía internacional avezada en discursos y proclive al engaño como creación. ¿Cuantas salas cerradas diariamente en los museos estatales ya que no hay nada que exponer de la altura de Sophie Calle? ¿Cuantos pintores trabajadores sin lugar donde presentar sus obras?
Ejemplos hay muchos. Para nombrar uno solo basta observar el pésimo trabajo de los curadores y encargados de las salas del Banco de la República en la ciudad de Bogotá, donde durante el año se desperdician los espacios que permanecen vacíos solo porque los que dirigen ese lugar no les da la gana exponer a los artistas colombianos y mucho menos poner a funcionar estas salas para lo que fueron creadas.
Me pregunto ¿qué clase de presidente de la repùblica tenemos que soportar los colombianos que no ha expulsado de su mesa de trabajo a la ministra de cultura quien permite el espectáculo oprobioso y ridículo del salón nacional de artistas?
Como artistas comprometidos muchos tenemos el interés de participar en la vida pública de nuestras naciones, ayudando a la construcción de nuestras identidades particulares e identificando nuestras creaciones artísticas con la colectividad y las sociedades a la que pertenecemos. Es siguiendo ese interés que el estado y sus funcionarios deberían estar al servicio de los artistas.
Sin embargo, las aberraciones intelectuales van contra los mejores propósitos. La historia de siempre ha sido la de difundir la idea de que ya el arte contemporáneo no responde a necesidades de identidad nacional, pregonando que la identidad obedece a causas extra-nacionales, más allá de las fronteras. Pues claro que a todo el mundo le gusta el rock, la comida internacional y todo lo demás. Pero es importe ver que la idea de la identidad global suelen difundirla precisamente aquellos que muy poco han viajado. Gran falacia que permite a los artistas hijos de las clases medias de los países del sur la ilusión de equipararse al proletariado de los países más ricos.
Aun así, sin el apoyo estatal, los artistas comprometidos seguiremos aportando con nuestras imágenes en la búsqueda de la sublimación de las pasiones del ser humano, creando así nexos sociales, contribuyendo a nuestras sociedades por fuera de los localismos falsos.
Si de universalidad de trata, debe buscarse entonces un pensamiento artístico que permita a los creadores ampliar sus mercados y maximizar sus utilidades bajo las condiciones de la globalización. Un extenso aparato de represión por parte del neoconceptualismo impide el desarrollo de las artes cuando se alude a discursos cuya fiabilidad la historia ha ido minando los últimos años, poco a poco, día tras día, afortunadamente.
Algún iletrado nos decía hace poco que en Apuntes Críticos desconocíamos completamente lo que era el arte contemporáneo, que porqué no nos dedicábamos más bien a leer a Walter Benjamin. Semejante atrevimiento es normal en cuanto el vulgo ha sido enseñado y engañado por los profetas de la actualidad.
La dirección.
1 comentario:
Dimo: de inmediato entre a tu blog, este daño al arte es un cáncer a nivel mundial, la modiocreidad que es mayoría a tomado el lugar que antes tenía el talento y el trabajo, amparados por los curadores y galeristas que pueden manipular a estas personas porque la falta de talento es dependiente, en una ocasión un curador me enfrento
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