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Si hay algo que merezca un rechazo profundo por parte de los creadores de imagenes es la actual hegemonía del relativismo estético en los circuitos institucionales del arte. Los relativistas consideran que las creaciones artísticas son "construcciones culturales" frente a las cuales no se puede establecer juicio de valor alguno.
Si hay algo que merezca un rechazo profundo por parte de los creadores de imagenes es la actual hegemonía del relativismo estético en los circuitos institucionales del arte. Los relativistas consideran que las creaciones artísticas son "construcciones culturales" frente a las cuales no se puede establecer juicio de valor alguno.
“Todos tenemos gustos diferentes”, resulta siendo una frase de cajón que ha dado origen a todo tipo de exageraciones. Todo parece un cuento infantil bastante tonto, pero, ¿qué daño puede causar esta idea para el arte de una sociedad? Por sí mismo muy poco en una cultura tecnológica donde las fuerzas productivas modelan la estética deseada por una colectividad social en búsqueda de su felicidad, bienestar y desarrollo. El relativismo no afecta la organización urbanística o la producción gráfica y cinematográfica de algunos paises industrialisados. Ya habíamos hablado de esto anteriormente. (1)
Ahora, por un momento suponga que usted es un impostor intelectual de un país del tercer mundo que necesita de una base ideológica para justificar su propia mediocridad como escritor o como artista. No es difícil observar que el relativismo estético es la doctrina que se ajustaría perfectamente a este propósito. Además no requiere pensar mucho, basta decirse que todo es una "construcción cultural", que todo es un engaño social, que la pintura “buena”, que el buen vino y que los textos bien pensados y bien escritos no existen.
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Gracias a estos lemas una y otra vez repetidos como grandes revelaciones, los más eminentes curadores justifican sus abusos frente a los artistas y legitiman su negación a un pensamiento con principios claros, éticos y distintos para el arte de este siglo.
Està bien, si, si, una obra de arte es una “construcción cultural”. Pero: ¿desautoriza esta idea que algunos trabajos artísticos son para el estado espiritual de una sociedad específica superiores a otros?
¿Qué hace que, para los individuos de una sociedad, una determinada construcción cultural se eleve a la categoría de obra maestra? Esa es la pregunta que se han hecho siempre los creadores buscando un criterio de valor para poder orientar sus trabajos. No se trata de buscar escapatorias.
Creo que existen acciones más deseables que otras, tal vez no matar sea mejor que lanzarse y apuñalar a alguien en la calle. Cuidar los bienes públicos tal vez mejor que destruirlos. Pensar en dialogar con lo bello más que intentar transmitir mis enfermedades mentales a través de lo que creo artísticamente. Tener ética mejor que no tenerla.
Una aspiración deseable es pensar que el valor de la producción artística esta dado por su capacidad de reflejar los sueños y aspiraciones del artista que sabe sublimar las pulsiones colectivas e inconscientes que se transmiten en su cultura. Las obras de arte de esa forma se convierten en riquezas de la sociedad, cuando estas ayudan a elevar el bienestar material y espiritual de los individuos y de sus culturas.
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Links relacionados :
"Contra el buen gusto" (blog: Oscar Salamanca)
1 comentario:
Llevo un par de días contestando a este elemento. ¡Qué divertido! es tan torpe que él mismo te facilita los argumentos en su contra.
Una buena muestra de mente anclada en los tópicos, y que no es capaz de profundizar en sus propias contradicciones.
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