sábado, 4 de abril de 2009


La violencia en Colombia no se produce en los campos del país sino en los blogs sobre arte y hace parte de la vida cotidiana. En esos sitios el cerebro humano produce ráfagas que son capaces de lesionar al más macho.

Mientras no podamos recuperar la capacidad de calmarnos, los temas tratados deben dejar de ser montañas de quejumbres. En los foros, los hombres discuten filosofías en medio de barbarismos, producto de una continua alimentación caótica de información.

Los columnistas se afanan de relucir en sus blogs la última articulación de palabras brillantes llenas de un sorbete polemista regado con frutas por encima.

Sucesos genuinamente aleatorios aparecen en la oferta y la demanda al leer las secciones de cultura de los periódicos nacionales. Nada peor que la literatura de la burguesía participativa.

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